Son muchos los objetivos que nos
marcamos a principio de curso, muchos los contenidos y los criterios de
evaluación que preparamos y desglosamos, y sucede que en demasiadas
ocasiones, entre tanto papeleo, tantas leyes, tanto temario y tanta
programación que cumplir, se nos olvida lo más importante. En la
excelente página del "Profesor Francisco", cuyo lema es que "para un buen profesor no hay malos alumnos y para un buen alumno no hay malos profesores",
me he encontrado con ciertas premisas que me han hecho recordar lo
verdaderamente importante de todo esto, los auténticos propósitos que
debemos fijarnos con nuestros alumnos.
- AUTONOMÍA y confianza en tus propias posibilidades. Como dijo Sócrates, yo no puedo enseñaros nada, sólo puedo ayudaros a buscar el conocimiento dentro de vosotros mismos.
- EMPATÍA y habilidades sociales para poder convivir y para trabajar en grupo eficazmente.
- VALENTÍA a la hora de enfrentarse a cualquier situación, control del miedo irracional.
- FELICIDAD como punto de partida.